El perfume refuerza la personalidad y nos hace sentirnos más seguros de nosotros mismos. Sin darnos cuenta, escogemos un perfume por lo que transmite y por cómo nos hace sentir.
Los olores despiertan en nosotros emociones y estímulos: alegría, tristeza, energía, nostalgia… Por eso cada vez que olemos una esencia u otra, identificamos el olor, no sólo como un aroma, sino como un recuerdo, una asociación del mismo con un espacio, una persona o un evento en concreto. Y es que un perfume puede influir en el carácter de las personas, ya no sólo en la misma persona que lo lleva, sino en las que lo perciben.
Eso es debido a las propiedades de las esencias que contienen los perfumes. Estas esencias se extraen de distintas flores, plantas y hierbas que producen efectos que pueden ser tanto fisiológicos como psicológicos. Sus beneficios en el organismo varían dependiendo de la esencia que se trate:
Árbol de té
Ideal para la mala circulación y las varices, las verrugas y los hongos. Además es germicida, bactericida, regenerante, desinfectante y cicatrizante. Para personas que tengan problemas dermatológicos como el acné, si se aplica con masaje produce una notable mejoría.
Bergamota
Utilizada para calmar los efectos de la gripe, resfriados, fiebre, infecciones y gargantas irritadas, así como herpes e indigestiones. También sirve para apaciguar la ansiedad, el estrés o la depresión. Contra el acné, cutis grasos y para tratamientos para la psoriasis. En las mujeres, se recomienda para aliviar tensión premenstrual. Proporciona coraje y confianza para expresar el verdadero sentir.
Geranio
Analgésico, antidepresivo, cicatrizante, hidratante, anticelulítico, adelgazante, tonificante y regenerador celular. Normaliza el sistema circulatorio, regula, estabiliza y armoniza el sistema hormonal y endocrino de la mujer. Se utiliza para los cambios de humor excesivos, pues aporta equilibrio, seguridad y satisfacción.
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Lavanda
Esencia utilizada para afecciones bronquiales y afecciones de las vías respiratorias, dolores de cabeza, migrañas y náuseas. Se utiliza para momentos de angustia, disgustos y traumas, así como para el cansancio psíquico y nervioso.
Limón
Es un antiséptico general y bactericida, reduce el colesterol en la sangre, es antirreumático. Está considerado un rejuvenecedor cutáneo, antiacné, antiarrugas y cicatrizante, así como anticelulítico y adelgazante.
Mandarina
Es relajante, calmante y confiere optimismo y bienestar, aliviando la tensión nerviosa y la inquietud. Es rejuvenecedor, hidratante y nutritivo.
Menta
Ayuda a oxigenar el cerebro, promueve la concentración y la actividad mental, contra el agotamiento físico. Es anticelulítico, antiséptico y calmante.
Neroli o naranja amarga
Contra el malhumor y el estrés. Es antiedad, antiarrugas y rejuvenecedor.
Patchouli
De efecto rejuvenecedor, aumenta la vitalidad y despierta el interés por la vida, evita la falta de atención y concentración, despierta la fantasía erótica y otorga gran poder de seducción.
Pomelo
Astringente, diurético, combate el estrés, el cansancio y los estados depresivos. Aumenta la concentración mental. Es adelgazante, anticelulítico y revitalizador.
Sándalo
Contra el agotamiento mental, armoniza el ambiente y establece un vínculo espiritual entre las personas. Es un buen antiarrugas y astringente suave. Se considera un afrodisíaco masculino.
Igual que el maquillaje, el estilismo, el corte de cabello o el peinado comunica la personalidad de uno mismo, el perfume también ayuda a respaldarla y consolidarla. Dicen que las personas que escogen perfumes frutales, son personas jóvenes de cuerpo o espíritu, que rebosan alegría y ganas de vivir. Aquellas que escogen perfumes aromáticos evocan lucidez, vigor y familiaridad. Las esencias amaderadas son propias de personas elegantes, profundas y persistentes, que perfuman a personas de carácter tranquilo, confiado y extrovertido. O los cítricos, que caracterizan a personas muy optimistas, frescas y simples.
¿Qué dice tu perfume de ti?